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1 de diciembre de 2012

Las Almas sufrientes del Purgatorio

María Simma y las almas del Purgatorio.--->
<---Noviembre mes de la devociones Marianas


La existencia del Purgatorio es tan cierta que ningún católico ha tenido nunca una duda acerca de ello. Fue enseñado desde los tiempos más remotos por la Iglesia y fue aceptada con indubitable fe cuando la Palabra de Dios fue predicada. La doctrina es revelada en la Sagrada Escritura y creída por millones y millones de creyentes de todos los tiempos.

Muchos creyentes católicos no saben exactamente qué es el Purgatorio. Muchos tienen alguna idea, porque han escuchado, o quizás han leído pero no han entendido el verdadero significado.
Aún, tal como lo hemos remarcado, las ideas de algunos son tan vagas y superficiales en este tema tan importante, que son como personas que cierran sus ojos y caminan deliberadamente en el filo de un precipicio.
Harían bien en recordar que la mejor manera de acortar nuestra estadía en el Purgatorio - o aún más, evitarlo- es tener una clara idea de ello, y de pensar bien en ello y adoptar los remedios que Dios nos ofrece para evitarlo.
No pensar en ello es fatal. Es cavarse a sí mismos la fosa, y prepararse para ellos mismos un terrorífico, largo y riguroso Purgatorio.

La Iglesia Católica y la Iglesia Copta, son las únicas dos Iglesias cristianas que aceptan el Purgatorio. La Iglesia Católica Copta es una de las Iglesias Orientales "sui iuris" de rito alejandrino, es decir, que forma parte del grupo de Iglesias autónomas que aceptan la autoridad del Papa y forman parte de la Iglesia Católica.

No debemos confundir con la Iglesia Copta Ortodoxa, ésta no creen en la existencia del purgatoria, aunque sí, acepta que se deba rezar por los difuntos.
En el Purgatorio existe un fuego purificador, que no destruye el alma, solo la purifica, y la deja en un estado totalmente limpio y apto para ir al Cielo.

¿QUÉ ES REALMENTE EL PURGATORIO?

En la teología católica y la copta, es un estado transitorio de purificación y expiación donde, después de dejar el cuerpo en este mundo, las personas que han muerto sin pecado mortal pero que han cometido pecados leves no perdonados o graves ya perdonados en vida pero sin satisfacción penitencial de parte del creyente, tienen que purificarse de tales faltas a causa de la pena temporal contraída para poder acceder a la visión beatífica de Dios.

Al Purgatorio van todas las Almas, que, aún muriendo en gracia de Dios, no han llegado en su vida a purificar el daño que han ocasionado con sus pecados.
El alma se desprende del cuerpo; quedando el mismo en la tierra para su descomposición, el alma sube al Purgatorio y allí sufrirá un estado transitorio de purificación.

Luego de esta purificación el Alma sube al Cielo, y se unirá con su cuerpo, el mismo que tuvo aquí en la tierra, pero a diferencia de aquí, en el Cielo, Jesús transformará ése cuerpo en un cuerpo glorioso e incorruptible, libre de ataduras y de la muerte.
Ése será el día de la resurrección de la carne, todas los cuerpos resucitarán con Jesús.

Debido a que todo aquel que entra en el Purgatorio terminará entrando en el Cielo tarde o temprano, el Purgatorio es la etapa final para la santificación.
Para muchos teólogos y santos, esta purificación del alma es una forma de infierno.

Aunque por el "sufrimiento" que todos padecen, se asemeja mucho al sufrimiento infernal.
Al estado en que se encuentran las Almas no es para nada igual al infierno, pues en el infierno reinan el odio y la desesperación eterna y en el Purgatorio reinan el amor y la esperanza, la firme convicción de la salvación eterna. Todo allí es sufrir pero sólo para lograr amar verdaderamente y puramente a Dios y esta con El por toda la eternidad.

El tipo de penas que se padecen todas las almas del Purgatorio, son equivalentes a las del infierno, porque en el sentido que se siente la lejanía de Dios, su ausencia temporal, la falta de ánimo, la tristeza y angustia por parte de las almas, hacen que la desesperación se sienta aún mayor, y el verse privado del bien Supremo que irradia Dios, hacen que se asemejen a las sufrimientos eternos del infierno.

Con la enorme diferencia que los sufrimientos del Purgatorio no son eternos y purifican el alma, porque el Alma en sí, no está empedernida en una opción voluntaria por el mal; como sí están, los que están en el infierno. Las almas del Purgatorio ansían purificarse, porque comprenden ahora más que nunca la importancia de tener el alma pura; ser puros e irreprochables ante los ojos de Dios.
Esta la única forma de unirse a Dios, de conocer al Ser que los creó, de verle tal cual Es, sin velos ni obstáculos, de ser uno solo con Todopoderoso, ver su deslumbrante Belleza en todos los sentidos; inteligencia, poder, grandiosidad, esplendor y supremacía: el único y Verdadero Dios Omnipotente.

Por eso el Purgatorio es la purificación final del alma de los elegidos del Reino de los Cielos, es la última etapa que le queda al alma para unión definitiva. Y para poder contemplar a Dios y toda su creación es muy necesario pasar por esta purificación, no tener mancha alguna, y no sentirse avergonzado por nada.

EL FUEGO PURIFICADOR DEL PURGATORIO

En otras palabras el Purgatorio es una prisión de fuego en la cual casi todas las almas salvadas son sumergidas después de la muerte y en la cual sufren las más intensas penas. He aquí lo que los mas grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio.
Tan lastimoso es el sufrimiento de ellas (las Almas) que un minuto de ese horrible fuego purificador parece ser un siglo de este mundo.

Santo Tomás Aquino, el príncipe de los teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en intensidad al fuego del infierno, y que el mínimo contacto con él es más aterrador que todos los sufrimientos posibles de esta tierra!

San Agustín, el más grande de todos los santos doctores, enseña que para ser purificadas de sus faltas previo a ser aceptada en el Cielo, las almas después de muertas son sujetas a un fuego más penetrante y mas terrible que nadie pueda ver, sentir o concebir en esta vida.

Aunque este fuego está destinado a limpiar y purificar al alma, dice el Santo Doctor, aún es más agudo que cualquier cosa que podamos resistir en la Tierra.

San Cirilo de Alejandría no duda en decir que "sería preferible sufrir todos los posibles tormentos y enfermedades más terribles en la tierra hasta el día final del mundo, que pasar un solo día por el fuego que hay en el Purgatorio".

Otro gran Santo de Alejandría dice: Nuestro fuego aquí en la tierra, en comparación con el fuego del Purgatorio, es una suave brisa fresca".

Otros santos escritores hablan en idénticos términos de ese horrible fuego.

¿COMO ES QUE LAS PENAS DEL PURGATORIO SON TAN SEVERAS?

Somos libres de elegir, en hacer el bien o inclinarse hacia el mal.
Hemos de saber que todo el que hace el mal, en todas sus formas, y no se arrepiente como es debido, y no hace penitencia para expiar el mal cometido, ofende a Dios y sus leyes.
Tal ofensa debe ser perdonada y expiada aquí en la tierra, o en el Purgatorio con atroces tormentos y muchas veces por un prolongado período.

El fuego del Purgatorio cumple esa función, la Justicia de Dios así lo requiere.
El que ofende debe pagar, aquí o allá: dijo San Malaquías.

El fuego que vemos en la Tierra fue hecho por la bondad de Dios para nuestra comodidad y nuestro bienestar. A veces es usado como tormento, y es lo mas terrible que podemos imaginar.
El fuego del Purgatorio, por el contrario, está hecho por la Justicia de Dios para penar y purificarnos y es, por consiguiente, incomparablemente y mucho más severo.

Nuestro fuego aquí en la tierra, como máximo, arde hasta consumir nuestro cuerpo; hecho de materia, por el contrario el fuego del Purgatorio actúa sobre el alma espiritual, la cual es inexplicablemente mas sensible a la pena y al dolor.

Cuanto mas intenso es el fuego, más rápidamente destruye a su víctima; la cual por consiguiente cesa de sufrir; por cuanto el fuego del Purgatorio inflinge el más agudo y la más violenta pena, pero nunca mata al alma ni le quita sensibilidad.

Tan severo como es el fuego del Purgatorio, es la pena de la separación de Dios, la cual el alma también sufre en el Purgatorio, y esta es la pena mas severa. El alma separada del cuerpo anhela con toda la intensidad de su naturaleza espiritual estar con Dios.
Es consumida de intenso deseo de volar hacia Él. Aun es retenida, y no hay palabras para describir la angustia de esa aspiración insatisfecha.

Qué locura, entonces, es para un ser inteligente como el ser humano negar cualquier precaución para evitar tal espantoso hecho.
Es infantil decir que no puede ser así, que no lo podemos entender, que es mejor no pensar o no hablar de ello. El hecho es que, ya sea lo creamos o no, todas las penas del Purgatorio están más allá de lo que podamos imaginar o concebir. Estas son las palabras de San Agustín.

EL PURGATORIO EXISTE Y ES MUY REAL

Negar deliberadamente la existencia del Purgatorio es pecado grave. Por eso los protestantes: Luteranos, Calvinistas, Pentecostales, Adventistas etc. lo niegan y no aceptan la existencia del Purgatorio, están en un grave error. Ellos dicen que no hay que rezar por los difuntos.

Pero nosotros los católicos sabemos muy bien que los que mueren en gracia de Dios y no merecen el Infierno, pero están manchados con culpas leves sin haber expiado aquí en la tierra, deben purificarse en el Purgatorio por un tiempo más o menos largo, según la gravedad y número de los pecados cometidos y la malicia con que se hayan realizado.

Y nosotros, desde la tierra, podemos hacer mucho para acelerar el tiempo de purificación de esas almas que estarán eternamente agradecidas por rezar por ellos, y volcarán sobre nuestro regazo un mar de gracias, y nos cuidarán de los ataques del demonio durante nuestra vida.

NUESTRO ÚNICO DESEO

Somos Almas de la Iglesia Purgante en espera de nuestro encuentro con el eterno Juez divino. Somos Almas que esperamos el consuelo de la ayuda fraterna que apresure nuestra liberación. Consideramos superfluo intentar tratar de haceros comprender nuestra pena.
Si una imagen pudiera servir para daros una idea de ello, entonces os decimos esto:

intentad imaginar a un hombre que arde entre las llamas y el deseo que tiene de salir para sumergirse en aguas frescas y limpias.

Es una pálida idea que puede haceros comprender el deseo ardiente de poner fin a la atormentada espera que nos impide unirnos al solo, único Bien por quien hemos sido creados. En la tierra, distraídos como estáis continuamente por mil intereses, influidos por los sentidos y distraídos en tantas exigencias de la vida material, vosotros no podéis comprendernos a nosotros, almas purgantes.

Estamos abrasadas por la única necesidad, por la única aspiración, por el único e inmutable deseo: reunirnos con Aquel, que es Causa y Fin de nuestra existencia. No podéis comprendernos, porque vemos de manera diferente a vosotros. Vosotros debéis sabes que no podemos hacer nada por nosotras mismas; pero sabes bien que podemos rezar y obtener para vosotros, todavía militantes en la tierra cientos de favores si nos ayudan.

Esto sucede por un admirable designio de la Providencia que ha querido que circule en toda la Iglesia, como Cuerpo Místico, el amor que transcurre entre Jesús y los miembros entre ellos.

"TENGAN PIEDAD DE MÍ”

"Tengan piedad de mí, tengan piedad de mí, por lo menos ustedes mis amigos, porque la mano del Señor me ha tocado" (Job 19:21).
Esta es la conmovedora súplica que la Iglesia Purgante envía a sus amigos en la tierra. Habitantes de la tierra, comiencen, imploren su ayuda, en respuesta a la angustia más profunda. Muchos dependen de sus oraciones y sacrificios. Es incomprensible como algunos católicos, aún aquellos que de una u otra forma son devotos, vergonzosamente desatienden a las almas del Purgatorio. Pareciera que no creen en el Purgatorio. Ciertamente es que sus ideas acerca de ello son muy difusas.

Días y semanas y meses pasan sin que ellos reciban una Misa en favor de ellas!
Raramente también, oyen Misa por ellos, raramente rezan por ellos, raramente piensan en ellos! Entretanto están gozando la plenitud de la salud y la felicidad, ocupados en sus trabajos; divirtiéndose, mientras las pobres almas sufren inenarrables agonías en sus lechos de llamas.
Cuál es la causa de esta horrible insensibilidad?

Ignorancia: gruesa, inexplicable ignorancia, falta de conocimiento, y un cierto desinterés.
La gente no se da cuenta de lo que es el Purgatorio. No conciben las espantosas penas, ni tienen idea de los largos años que las almas son retenidas en esas horribles llamas. Como resultado, hacen poco o nada para evitarse a sí mismos el Purgatorio, y aún peor, cruelmente ignoran a las pobres almas que ya están allí y que dependen enteramente de ellos para ser auxiliadas.
No seamos insensibles ante tanto dolor, angustia, y recemos en favor de las Benditas Almas del Purgatorio que tanto ansían una plegaria. Recordemos nuevamente que tarde o temprano todos pasaremos algún tiempo en el Purgatorio, y necesitaremos que también recen por nosotros.
Sólo algunas almas muy sacrificadas y valientes irán directamente al Cielo.

LA VIDA CONTINÚA DESPUÉS DE LA TUMBA

16 de Julio de 1976 INTENCIONES UNIVERSALES
Soy el Padre Pío.

Hijo mío, se necesita hacer entender con claridad que la vida continúa después de la tumba. Todos aquellos que os han precedido en el signo de la fe, sea que estén en el Purgatorio o ya en el Paraíso, todavía os aman con amor mas puro, más vivo y más grande.

Están animados por un gran deseo de ayudaros a superar las duras pruebas de la vida para que alcancéis, como ellos ya han alcanzado, el gran punto de llegada, el fin de la vida misma. Ellos conocen ya muy bien todos los peligros que acechan a vuestras almas.

Pero su ayuda con respecto a vosotros, está condicionada en buena medida por vuestra fe y vuestra libre voluntad para acercaros a ellos con la oración y con la confianza en su eficacísimo patrocinio ante Dios y la Virgen Santísima.

Si los sacerdotes y los fieles están animados de vivísima fe, conscientes de los inagotables recursos de gracias, de ayudas y de dones que pueden obtener de este Dogma de la Comunión de los Santos, verán centuplicado su poder sobre las fuerzas del Mal.
Yo he dotado a mi gran Familia de riqueza y potencia insondable y la robustezco con la fuerza invencible de un Amor infinito y eterno.

Las plegarias a Dios por los difuntos, la celebración de eucaristías en las misas y las indulgencias ganadas y aplicadas a los difuntos, pueden acortar la estadía, y el sufrimiento de una o varias almas que están en el estado de purificación; ellas están aguardando, implorando, y deseando ardientemente, por nuestras plegarias, oraciones, misas, sufrimientos, ayunos y toda obra de bien ofrecida a Dios a través de la Virgen María, Reina del Purgatorio, para así acortar sus sufrimiento.

Las almas que purgan, están mendigando por una oración, como un mendigo suplicaría por un trozo de pan y un vaso de agua. Recuerda que algún día todos iremos al Purgatorio, y todos también mendigaremos por una oración, recuérdelo!

Las flores, los monumentos y las lágrimas dedicadas al difunto, no le agradan, ni siquiera alivian para nada sus sufrimientos. Sólo las acciones espirituales, hechas de corazón y ofrecidas a Dios por ellas, confortan, alivian, y acortan el dolor y el sufrimiento que padecen.

LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS

(Confidencias de Jesús a un Sacerdote el Padre P. Ottavio Michelini)
22 de Septiembre de 1975.

Hijo, te he dicho repetidamente que Yo Jesús, soy el Amor; donde hay amor estoy Yo. Yo Soy el Amor Infinito, Eterno, Increado, venido a la tierra a reconciliar y por consiguiente reunir con Dios a la humanidad arrancada del odio.
El amor por su naturaleza tiende a la unión, como el odio por su naturaleza tiende a la división porque viene del maligno, del diablo.

Nosotros somos Tres, pero el Amor Infinito nos une íntimamente en Uno solo, en una sola naturaleza, esencia y voluntad. El amor me ha llevado a Mí, Verbo eterno de Dios hecho carne, a inmolarme a fin de que se diese a todo hombre la posibilidad de unirse en Mí a Dios, y formar Conmigo una sola cosa, como Yo soy una sola cosa con mi Padre que me ha enviado. Hijo, desde hace más de cien años el Materialismo como sombra oscura y densa, envuelve buena parte de la humanidad.

Él ha ofuscado también en mi Cuerpo Místico, esto en el alma de muchos fieles y sacerdotes, el dogma de la Comunión de los Santos que es una realidad espiritual grandiosa, viva, verdadera y operante en Cielo y tierra.

No hay términos aptos para explicar su grandeza, potencia y actuación vibrante de amor y de vida. No hay palabras en vuestro lenguaje, aptas para hacer comprender el invisible, misterioso intercambio que encuentra su centro en mi Corazón Misericordioso.

Muchos sacerdotes se olvidan de las Almas purgantes, y eso me duele mucho, ellos podrían hacer mucho por dichas almas, acortar su sufrimiento, es acortar el sufrimiento propio.
Pocas son las almas que han comprendido, y pocos son también los sacerdotes que, además de creer abstractamente, viven activamente en esta Comunión con los bienaventurados comprensores del Paraíso, con las Almas que esperan en el Purgatorio y con los hermanos militantes en la tierra.

La muerte, contrariamente a los prejuicios con respecto a ella, no pone fin a la actividad de las almas. La muerte que, con palabra más precisa deberíais llamar "tránsito", es un pasar del tiempo a la eternidad, que no es poner fin a la actividad del alma, sea en el bien, sea en el mal.

EL SENTIDO DEL SUFRIMIENTO EN EL LUGAR DE EXPIACIÓN

Nuestra relación con las almas sufrientes del Purgatorio debe ser de compasión y de intensísimo amor, y especialmente a través de esta Unión de Amor Eucarístico, nunca de miedo ni de desconfianza ni de repugnancia, pues esas son faltas de caridad propias de la ignorancia.
La imagen popular que se tiene de las almas purgantes es de almas descarnadas que están padeciendo muchos tipos de penas y sufrimientos, por causa de sus pecados cometidos en la tierra: hasta ahí bien. Todo eso es correcto, pero nos detenemos demasiado en lo negativo del sufrimiento y no nos damos cuenta de que en medio de esos tormentos estas almas viven la más intensa y divina felicidad.

Sufren mucho, y se desesperan, es cierto, pero a la vez son felices, como Jesús a la vez que iba al Calvario en su interior iba feliz de saber que estaba cumpliendo a la perfección toda la misión que el Padre le había encomendado, y que estaba para siempre venciendo el pecado y derrotando al Demonio de su reino terrenal.

Claro que los padecimientos físicos, psíquicos y morales de Jesús fueron infinitos, pero al mismo tiempo su alegría espiritual fue infinita, porque mientras su aspecto humano sufría en la tierra, su espíritu estaba en contemplación permanente con el Rostro del Padre lleno de felicidad por la inmensidad de almas que se iban a salvar gracias a Pasión y Muerte.

¿Cómo pudo Jesús soportar tanto sufrimiento si no fuera recompensado y compensado por el Padre con la más inmensa y eterna felicidad que sólo Dios podía alcanzar?.

Lo mismo sucede a estas almas purgantes, sufren y en muy intenso grado, pero su alegría espiritual es tan grande, de saberse perdonadas de toda su vida pasada, gracias a la infinita misericordia de Dios, que ya no les importa sufrir cualquier tormento que la Justicia de Dios les exija, porque saben que con eso están complaciendo a Dios y satisfaciendo todas sus culpas, y cumpliendo en ellos la Justicia misericordiosa del Padre.

Por eso, en medio de sus tormentos y angustias son muy felices, inmensamente felices, totalmente felices, llenísimas de amor divino y celestial, porque en la misma medida que purgan sus pecados el amor de Dios las va invadiendo cada vez más. Para dar testimonio de esto tenemos el relato de los mártires de la Iglesia que, en ciertos casos, iban cantando camino del martirio, o daban gracias y bendecían a sus verdugos, y hasta les ayudaban a consumar el martirio para así ver cumplido su deseo de unirse finalmente con Dios.

Esto no quiere decir que ese sufrimiento sea deseable ni que debamos desentendernos de él, jamás, porque el amor al prójimo nos obliga a ayudarles a paliar esos padecimientos por todos los medios posibles, sino que en el grado que ese sufrimiento es inevitable por voluntad de Dios, ellas lo llevan con alegría y gozo, sufren pero con gozo, hay sufrimiento sí, mucho, inmenso, y desesperante, pero lo soportan con alegría y paz.

Luego, nuestra relación con las almas del Purgatorio ha de ser, por una parte, de compasión y misericordia por ellas en tanto aún están sufriendo y mucho hasta ver cumplida su labor. Pero por otro lado, nuestra relación con ellas ha de ser de intenso amor divino y celestial, porque esas almas están ya totalmente aprobadas por Dios, y su santidad y su pureza es total.

Porque aún cuando esas almas en su vida pasada hubiesen pecado mucho de diversos vicios, allí en el Purgatorio su arrepentimiento es tanto y tan perfecto, que en modo alguno podrían ya volver a pecar sino que miran las manchas que les dejaron impresas en sus almas sus antiguos pecados con gran repugnancia.

Por eso su amor es santo, muy perfecto y purísimo, almas radiantes de amor en el mismísimo amor del Padre. Nunca debemos pensar en las almas del Purgatorio como si fueran "malas", "feas", o como si fueran "muertos", que vendrán a asustarnos.

Ya que esas Almas están libres de toda fealdad, salvo las manchas dejadas por sus pecados pasados, y en sus rostros resplandece la Mirada de Amor de Jesús a quien han visto y contemplado directamente cuando se presentaron ante Él la primera vez, justo tras fallecer a su vida en la tierra. Por otra parte, esas almas a las que se las llama "difuntas", no tienen nada que ver con sus cuerpos corruptos que dejaron un día en la tierra, pues esos cuerpos ahora descompuestos están en la tierra, y sólo en la tierra, y nunca en el Purgatorio, y un día serán resucitados para reunirse de nuevo perfectos y hermosos con sus correspondientes almas.

Pero con esto no digo que dejemos de ayudarlas, ¡jamás!, sino que nuestra relación con ellas debe ser de amor y esperanza, y que las ayudemos por todos los medios posibles a pasar esos sufrimientos cuanto antes para que vean finalmente consumada su total Alegría con Dios.
Para ello disponemos de las Misas y Comuniones, del Rosario, del ayuno, de toda forma de caridad y penitencia que podamos ofrecer, y en modo especial de las Indulgencias Plenarias.
Es decir, cuando tú ofreces una Comunión por ellas es como si ellas comulgaran por medio de ti, o si ofreces el rezo de un Rosario por ellas es como si ellas lo rezaran a través de ti, y si ofreces un ayuno por ellas es como si ese día ellas pudieran por fin satisfacer su hambre con la comida que tú no comiste. La bondadosa misericordia de Dios así lo quiere, para que todos nos ayudemos los unos a los otros, ellas a nosotros con sus oraciones, y nosotros a ellas con las nuestras.

No olvidemos que al carecer de un cuerpo carnal, las almas del Purgatorio no pueden ya realizar las obras que les permitirían ganar por sí solas los méritos para subir al Cielo, y dependen de nosotros en la Tierra para hacerlas. Así como Dios tuvo que hacerse Hombre y asumir la Carne Humana para desde la carne reparar los pecados de la carne, ya ellas, desprovistas de lo carnal, no pueden reparar por sí solas lo carnal, sino que tendrían que volver a nacer en este mundo, lo cual ya no es posible dentro del plan de Dios para cada hombre.

Pero gracias a Jesús las almas del Purgatorio tienen remedio, ya que cuando Jesús se hace hombre nuevamente y cada día en la Santísima Misa, Él realiza en su Cuerpo la satisfacción de la deuda de esas almas descarnadas del Purgatorio, y también estamos nosotros para hacerlo, pues aún estamos en este mundo. Así que entablemos una verdadera Unión de Amor Eucarístico con todas las Almas del Purgatorio y especialmente con las que conocemos.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Para ser más claros el catecismo de la Iglesia Católica dá una impresión aún más significativa del Purgatorio en su última edición.

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

1031 La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados a pena eterna del infierno. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia y de Trento. La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Sagrada Escritura, habla de un fuego purificador:

1 Cor 3:15 “Pero si el trabajo de alguien acaba en llamas, ése sufrirá pérdida; la persona se salvará, pero solamente como a través de fuego.”

Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este mundo, ni en el otro (MT 12:31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este mundo, pero otras en el mundo futuro.

EN RELACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

A través de Isabel de Kindelmann, Nuestra Señora nos ha revelado que Su Inmaculado Corazón es la Llama de Amor de su Corazón Inmaculado y actúa en favor de las Almas del Purgatorio.

¿Qué significa esto para nosotros individualmente y como Iglesia, Cuerpo de Cristo?

Significa que toda oración, toda falta, todo fracaso, toda debilidad, toda virtud en realidad, todo sobre el alma se alcanza primero pasando a través del Inmaculado Corazón de Nuestra Señora, la Llama de Amor, la cual, entonces, purifica y perfecciona al alma antes de que llegue al Cielo. Imaginaos a Nuestra Madre Santísima en cada momento presente extendiendo la mano hacia nuestras oraciones y colocándolas dentro de Su Inmaculado Corazón en donde las purifica antes de dárselas a Nuestro Señor.

Y así como nuestras oraciones son perfeccionadas antes de que lleguen al Cielo, también nuestras almas deben ser perfeccionadas y vaciadas de todo lo que se opone al Amor Santo.

Nuestra Madre Santísima le reveló a Isabel que la Llama Purificadora de Su Inmaculado Corazón, la cual es el Amor Santo, es ¡la llama purificadora del Purgatorio! En esencia, lo que Nuestra Señora nos está enseñando a través de los mensajes del Amor Santo y Divino, es el medio por el cual todos nosotros podemos evitar entrar al Purgatorio, y Ella nos muestra la forma más fácil de hacerlo: por medio de la rendición confiada.

Deseamos compartir estos mensajes de Nuestra Señora relacionados con la etapa purgativa, la etapa de purificación, y finalmente: por qué vamos al Purgatorio. Lo importante es que todos nosotros podemos eludir el Purgatorio e ir directamente al Cielo si solamente le permitimos a Nuestra Señora despojarnos del amor propio excesivo. El Amor Santo es los dos grandes mandamientos: Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo, incluso más que a uno mismo.

Nuestra Madre Santísima nos dio una oración especial para ayudarnos a quitar el amor propio de nuestras almas y así ser perfeccionados en el Amor Santo. Se le conoce como la oración a la Llama de Amor del Corazón Inmaculado de María. Rézala diariamente ofreciendo esta oración en honor a la Llama de Amor del Corazón Inmaculado de María en favor de las Almas del Purgatorio y comprende en tu corazón que en el viaje espiritual hacia la unión con Jesús en el Amor Divino y en la Voluntad del Padre, Nuestra Señora quitará todos los obstáculos que te impiden amar como Ella ama: incondicionalmente, en Amor Santo.

Oración en Honor a la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María, para sacar la mayor cantidad de Almas del Purgatorio.

ORACIÓN:
SANTA MARÍA MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA,
RUEGA POR NOSOTROS PECADORES,
Y DERRAMA EL EFECTO DE LA GRACIA DE TU LLAMA AMOR SOBRE TODA LA HUMANIDAD,
AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE. AMÉN.

Es de agrado a la Santísima Virgen unir esta oración al Ave María diario.
María dijo: "A la oración con que me honran, el "AVE MARÍA", incluyan esta petición y de la manera siguiente:

DIOS TE SALVE MARÍA,
LLENA ERES DE GRACIA,
EL SEñOR ES CONTIGO,
BENDITA TU ERES ENTRE TODAS LAS MUJERES,
Y BENDITO ES EL FRUTO DE TU VIENTRE, JESÚS,
SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS,
RUEGA POR NOSOTROS PECADORES,
Y DERRAMA EL EFECTO DE LA GRACIA DE TU LLAMA DE AMOR,
SOBRE TODA LA HUMANIDAD,
AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE, AMÉN.

NUESTRA MADRE LA VIRGEN MARÍA QUIERE QUE LOS AYUDEMOS

Nunca, nunca una madre de esta tierra amó tan tiernamente a sus hijos fallecidos, nunca nadie consuela como María busca consolar sus sufrientes hijos en el Purgatorio, y tenerlos con Ella en el Cielo. Le daremos gran regocijo cada vez que llevamos fuera del Purgatorio a un alma.
El mes de Noviembre es el mes donde la LLAMA DE AMOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, produce más efecto, con gracias abundantes en; las almas del Purgatorio, los moribundos y la conversión de los pecadores.

Isabel de Kindelmann vidente de la Llama de Amor del Inmaculado Corazón de María hablando con Jesús le pidió:
Te pido también la efusión de gracias de la LLAMA de AMOR de la Santísima Virgen para las almas en sufrimiento en el Purgatorio.
El Señor Jesús me lo concedió y me permitió sentir, lo que un alma del purgatorio siente cuando sale del lugar del expiación.

En ése mismo momento un alma acababa de liberarse del Purgatorio, y sentí en mi alma un alivio indescriptible.
En ése momento, por pura gracia de Dios, mi alma se sumergió en una felicidad inconmensurable, que me es imposible de describir; que es cuando el alma llega a la presencia Beatífica Dios. Por fín puede verle sin velos ni obstáculos, tal cual es!.

Luego recé, con todo el recogimiento de mi alma por los sacerdotes moribundos. Entre tanto un sentimiento muy angustioso inundaba todo mi interior. Son sufrimientos que da el Señor Jesús para que pueda recoger abundantes gracias con Él. Durante mi profundo recogimiento un suspiro fino como un hálito de la Santísima Virgen, sorprendió mi alma:

-Santísima Virgen.- "Tu compasión por las pobres Almas del Purgatorio, hijita mía, ha conmovido tanto mi Corazón Maternal, que te concedo la gracia que le pediste a mi hijo.

Si en cualquier momento del día, haciendo referencia a mi LLAMA DE AMOR, rezaran ustedes en mi honor "Tres Aves Marías", cada vez que lo hagan, un alma se librará de los sufrimientos terribles del Purgatorio.

Es más, voy a aumentar las gracias, y todo el mes de los difuntos (el mes de Noviembre), al rezar cada Ave María, "10 almas" se librarán de los sufrimiento del Purgatorio.
Las Álmas sufrientes deben sentir ellas también el efecto de la gracia de la LLAMA DE AMOR de mi Corazón Maternal".

Hermano/a toma tu Rosario y ofrece los 50 Avemarías en honor al Inmaculado Corazón de María, para sacar Almas del Purgatorio.
¡En 20 ó 25 minutos habrás librado 16 Almas del Purgatorio!, así lo dijo la Santísima Virgen.
Y si es el mes de Noviembre, en 20 ó 25 minutos habrás librado ¡500 Almas del Purgatorio!.

¿CUANTO TIEMPO PERMANECEN LAS ALMAS EN EL PURGATORIO?

La extensión en tiempo por la cual las almas permanecen en el Purgatorio depende de:

a) la cantidad de pecados que haya cometido;

b) la malicia y la deliberación con que éstos pecados fueron realizados;

c) la penitencia hecha, o no, la satisfacción hecha, o no, por los pecados cometidos durante la vida;

d) Y también depende de los sufragios que han ofrecidos sus: parientes, amigos, vecinos, por ellos después de sus muertes.

Lo que se puede decir con seguridad es que, el tiempo que las almas pasan en el Purgatorio es, por regla general, mucho más larga que la gente puede imaginar.
Extraeremos algunas citas de libros que hablan de la vida y las revelaciones de los Santos.
San Luis Bertrand: su padre era un ejemplar cristiano, como naturalmente se podía esperar, siendo el padre de tan gran Santo. En un tiempo deseó llegar a ser un Monje Cartujo, hasta que Dios le hizo ver que no era Su voluntad.

Cuando murió, luego de largos años de practicar cada virtud cristiana, su hijo completamente al cuidado de los rigores de la justicia Divina, ofreció algunas Misas y elevó las más fervientes súplicas por el alma del cual el amó tanto.

Una visión de su padre en el Purgatorio lo obligó a multiplicar centenares de veces sus sufragios. Agregó las más severas penas y largos ayunos a sus Misas y oraciones. Se precisaron ocho años completos antes que obtuviera la liberación de su padre del Purgatorio.

San Malaquías tenía una hermana todavía en el Purgatorio, lo cual hizo que redoblara sus esfuerzos, y asimismo, a pesar de las Misas, oraciones y heroicas mortificaciones ofrecidas por el Santo, permaneció varios años retenida en el Purgatorio!

Se cuenta que una santa monja en Pamplona, muy devota de la Virgen María y del Santo Rosario, la cual logró liberar varias monjas Carmelitas del Purgatorio, las cuales permanecieron allí por el término de 30, 40, 50 y 60 años!!!

Monjas Carmelitas en el Purgatorio por 40, 50 o 60 años! Cuál será el destino de aquellos que viven inmersos en las tentaciones del Mundo y del pecado, y con sus cientos de debilidades?.
San Vicente Ferrer, después de la muerte de su hermana, oró con increíble fervor por su alma y ofreció varias Misas por su liberación. Ella apareció al Santo al final de su Purgatorio, y le contó que si no fuera por su poderosa intercesión ante Dios, ella hubiera estado allí interminable tiempo sufriendo y padeciendo tormentos por sus pecados.

En la Orden Dominicana es regla general orar por los Superiores en el aniversario de sus muertes. Algunos de estos han muerto varios siglos atrás! Ellos fueron hombres eminentes por su piedad, mucha oración y sabiduría. Esta regla no sería aprobada por la Iglesia si no fuera necesaria y prudente.

No queremos significar con esto que todas las almas están retenidas por tiempos iguales en los fuegos expiatorios. Algunas han cometido faltas leves y han hecho penitencia en vida. Por lo tanto, su castigo será mucho menos severo.
Todavía, las citas que hemos puesto aquí son muy oportunas. Si esas almas, quienes gozaron del trato, quienes vieron, siguieron, y tuvieron la intercesión de grandes santos, son retenidas largo tiempo en el Purgatorio; ¿qué será de nosotros que no gozamos de ninguno de esos privilegios?

Por eso es de buen consejo ser devoto de María Santísima, Ella es la Reina del Purgatorio, debemos ofrecer nuestros ruegos, misas, oraciones, ayunos y sacrificios por las Almas sufrientes del Purgatorio por medio de María. Ella más que nadie sabe a quien beneficiar.

¿PORQUE UNA EXPIACIÓN TAN PROLONGADA?

Las razones no son difíciles de entender.

1 ▬ La "malicia" en el pecado cometido es una falta muy grande. Requiere de una larga expiación, sino se repara en este mundo, se tendrá que hacerlo en el Purgatorio.
Lo que a nosotros nos parece una pequeña falta en realidad es una seria ofensa contra la infinita bondad de Dios.
Es suficiente ver cómo los Santos se condolieron sobre sus faltas, tratando de no ofender a nadie y menos de realizar un acto de maldad hacia su prójimo, ya que veían en ello una ofensa directa contra Dios.

Somos débiles, en nuestra tendencia al pecado y a lo prohibido. Es verdad, pero entonces Dios nos ofrece generosamente abundantes gracias para fortalecernos; nos da la luz para ver la gravedad de cada pecado cometido, y la fuerza necesaria para conquistar la tentación, mediante la oración constante y la caridad al prójimo.

Si todavía somos débiles, la culpa es toda nuestra. No usamos la luz y la fortaleza que Dios nos ofrece generosamente; no rezamos diariamente y con insistencia pidiendo sabiduría, no recibimos los Sacramentos de la confesión y comunión como debiéramos.
2 ▬ Un eminente teólogo remarca que si las almas son condenadas al infierno por toda la eternidad a causa del pecado mortal, no hay que asombrarse que otras almas debieran ser retenidas por largo tiempo en el Purgatorio quienes han cometido deliberadamente incontables pecados veniales, algunos de los cuales son tan graves que al tiempo de cometerlos el pecador escasamente distingue si son mortales o veniales.
Un pecado venial tras otro, tarde o temprano termina siendo un pecado mortal.

También, ellos pueden haber cometido algunos pecados mortales por los cuales tuvieron poco arrepentimiento e hicieron poca o ninguna penitencia. La "culpa" ha sido perdona por la absolución de la confesión, pero la "pena" merecida y debida por los pecados cometidos tendrá que ser pagada en el Purgatorio, sino se purifica o expía en este mundo.

Nuestro Señor Jesucristo nos enseña en la Biblia que tendremos que rendir cuentas por cada palabra que decimos y que no dejaremos la prisión (Purgatorio) hasta que no hayamos pagado hasta el último céntimo (pecado).(Mt 5:26).

Los Santos cometieron pocos y leves pecados, y aún así, ellos se arrepentían mucho y hacían severas penitencias. En el mundo actual que nos toca vivir diariamente, cometemos muchos y gravísimos pecados, y nos arrepentimos poco o nada y hacemos poca o ninguna penitencia, todo esto deberá ser pagado y expiado en el Purgatorio.

PECADOS VENIALES

Sería dificultoso calcular el inmenso número de pecados veniales que comete un católico, practicante o no.

Hay un infinito número de faltas en el amor: egoísmo, pensamientos, palabras soezes; ordinario, ofensivo, insultante, grasero). Actos de sensualidad; mostrarse en público indescentemente, provocación de la sensualidad etc... y también en cientos de variantes. Faltas de caridad en el pensamiento, palabra, obra, y omisión.
Holgazanería, gastar el tiempo valioso que tenemos en tonterías, vanidades, celos, tibiezas y otras innumerables faltas.

Hay pecados por omisión que no pagamos. Amamos tan poco a Dios, y Él clama, nos llama, golpea la puerta de nuestro corazón cientos de veces por nuestro amor. Lo tratamos fríamente, indiferentemente y hasta con ingratitud, burlándonos de las cosas de Dios y de la Iglesia.

Jesucristo murió crucificado, terriblemente golpeado y dolido en todo su cuerpo.
Murió por cada uno de nosotros y por todos nuestros pecados, por los pecados de toda humanidad, de ahora y hasta el fín de mundo.

Le hemos agradecido como se debe?

Él permanece día y noche en el Santísimo Sacramento del Altar, esperando por nuestras visitas, ansioso de ayudarnos. Cuan a menudo vamos a Él?
Él ansía venir a nosotros en la Santa Comunión, y lo rechazamos.
El se ofrece a Sí Mismo por nosotros cada mañana en el Altar en la Misa y da océanos de infinitas gracias a aquellos que asisten al Santo Sacrificio de la Misa.

Aún así muchos católicos son tan holgazanes de ir a Su Calvario!
Qué abuso de gracias! Y de todo esto tendremos que rendir cuentas.

Nuestros corazones están llenos de amor a sí mismos, amor al mundo, no tenemos tiempo para Dios, no tenemos tiempo para rezar, para ir a Misa, visitar una iglesia y conversar cinco minutos con Dios. Somos duros.

Gastamos nuestro precioso tiempo en fiestas, comidas abundantes, mucho alcohol, mucho ruido, bailes sensuales y desenfrenados, usamos el fin de semana para divertirnos y emborrarnos hasta altas horas de la madrugada, luego dormimos todo el día para recuperarnos. Y así no hay tiempo para Dios. Dios ocupa muy poco o ningún lugar en nuestras vidas. Y la vida pasa y se nos acaba el tiempo. Nunca más volveremos a este mundo para reparar las muchas faltas que cometemos diariamente.

Tenemos hogares felices, espléndida comida, una buena casa, vestidos elegantes, y abundancia de todas las cosas.

Muchos de nuestros hermanos viven en el hambre y la miseria, y le damos tan poca importancia, mientras que vivimos en el despilfarro y gastamos en nosotros mismos sin necesidad. Compramos y compramos nos dejamos llevar por el mundo.
Utilizamos la tecnología para el mal: pornografía infantil, páginas sensuales de todo tipo, escandalizando y promoviendo la maldad y todo lo malo.
Arrastrando a otros a caer en el pecado y enseñando cómo hacerlo.

La vida nos fue dada para servir a Dios, para salvar nuestras almas y de aquellos que amamos y vemos a diario. Muchos cristianos, sin embargo, están satisfechos de rezar cinco minutos a la mañana y cinco a la noche! El resto de las 24 horas están dedicados al trabajo, descanso y placer. Diez minutos a Dios, a nuestras almas inmortales, al gran trabajo de nuestra salvación. Veintitrés horas y cincuenta minutos a esta transitoria vida! ¿Es justo esto para Dios?

Nuestros trabajos, nuestros descansos y sufrimientos deberían ser hechos para Dios!
Así debería ser, y nuestros méritos serían por supuesto grandes. La verdad es que hoy día pocos piensan en Dios durante el día. El gran objetivo de sus pensamientos son ellos mismos; que vamos a ser esta noche, a dónde iremos, con qué nos devertiremos.

Ellos piensan y trabajan y descansan para satisfacerse a sí mismos. Dios ocupa un pequeñísimo espacio en sus días y sus mentes. Esto es un desaire a Su Amantísimo Corazón, el cual siempre piensa en nosotros y siempre no desea lo mejor.

LOS PECADOS MORTALES

Muchos cristianos cometen, desafortunadamente, pecados mortales durante sus vidas, pero aunque los llevan al Sacramento de la confesión, no hacen satisfacción por ellos, se necesita hacer penitencia; como oraciones, obras de caridad ya se corporal o espiritual, ayunos, sacrificios: (levantarse más temprano, asistir a Misa, rezar a la mañana, mediodía, noche, visitar los cementerios y rezar, hacer ayunos, visitar a los enfermos, socorrer las necesidades del vecino, amigo, pariente, familiar, etc...), como ya hemos dicho, las "culpas" se pagan con la confesión bien preparada, pero las "penas" merecidas por los pecados cometidos, se pagan en este mundo o en otro, el Purgatorio.

Recordemos que una obra de caridad material o espiritual hacía nuestros hermanos, que estan en este mundo o en el otro, borra cientos de pecados!

San Beda O.S.B., también conocido como Beda el Venerable (ca. 672 – 27 de mayo del año 735), fue un monje benedictino en el monasterio de Saint Peter en Wearmouth, Inglaterra, opina que aquellos que pasan gran parte de su vida cometiendo graves pecados y confesándolos solamente en su lecho de muerte, pueden llegar a ser retenidos en el Purgatorio hasta el Día Final, es decir hasta la consumación de los tiempos.

Santa Gertrudis en sus revelaciones sobre el otro mundo, dice que aquellos que cometen muchos pecados graves y que no hayan hecho penitencia ni sacrificios en este mundo para expiarlos, no gozan de ningún sufragio (bendiciones, ayuda, favores) que la Iglesia suele dar a los difuntos, ¡por un considerable tiempo!, es decir por un tiempo bastante largo no reciben bendiciones de este mundo.

Todos esos pecados, mortales o veniales, se acumulan por un período de 20, 30, 40, 50, 60 años de nuestras vidas terrenales. Todos y cada uno deberán ser expiados y purificados para después de nuestra muerte. Sí o sí, o lo hacemos aquí en la tierra que es lo mejor, o nos atenemos a las consecuencias de sufrirlas terriblemente expiándolas en el Purgatorio.
Así es la justicia de Dios, y requiere de nuestra parte.

Entonces, ¿es de asombrarse que algunas almas tengan que estar en el Purgatorio por tanto tiempo?

¿PORQUÉ Y PARA QUÉ REZAR POR LAS ALMAS BENDITAS DEL PURGATORIO?

El gran Mandamiento de Nuestro Señor Jesucristo es que nos amemos los unos a los otros, genuina y sinceramente. El Primer Gran Mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas.

El Segundo, o mejor dicho el corolario del Primero, es amar al prójimo como a nosotros mismos. No es un consejo o un mero deseo de Dios Todopoderoso. Es Su Gran Mandamiento, la base y esencia de Su Ley es el amor; el amor hacia nosotros y nosotros hacia nuestros hermanos.

Es tanta la verdad encerrada en esto que El toma como donación y aceptación todo aquello que hacemos en favor y beneficio por nuestro prójimo, y toma como un rechazo ofensivo cuando nosotros rechazamos, despreciamos y odiamos en cualquier forma a nuestro prójimo.

Leemos en el Evangelio de San Mateo:
(Mt 25:34-46), las palabras de Cristo que dirijirá a cada uno de nosotros en el Día del Juicio Final.

Algunos católicos parecen pensar que su Ley ha caído en desuso, pues en estos días existe el egoísmo, el amor a sí mismo, y cada uno piensa en sí mismo y en su engrandecimiento personal. "Es inútil observar la Ley de Dios en estos días", dicen, "cada uno debe mirar por sí mismo, o te hundes; yo no quiero ser pobre como muchos lo son, me gusta ser alguien, que me admiren".
¡No hay tal cosa! La ley de Dios es universal y grandiosa y todavía y por siempre tendrá fuerza de ley. Por eso, ahora es más que nunca necesaria, más que nunca nuestro deber y por nuestro mayor interés. La ley Dios no cambia nunca, es siempre actual, cualquiera sean los tiempos siempre esta actualizada, porque es ley universal y tiene su base humanitaria en la conciencia de todo ser humano que llega a este mundo, y lo tendrá por siempre hasta que Dios lo disponga así. Cada vez que nazca un niño en este mundo llevará impreso en su corazón y en su mente la ley universal del amor; la ley de Dios.

ESTAMOS MORALMENTE OBLIGADOS A ROGAR POR LAS ALMAS BENDITAS

Siempre estamos obligados a amar y ayudar al otro, pero cuanto mayor es la necesidad de nuestro prójimo, mayor y más estricta es nuestra obligación. No es un favor que podemos o no hacer, es nuestro deber; debemos ayudarnos unos a otros, Dios nos lo recompensará en la tierra con buena salud, pan y trabajo, y en el cielo frente a los bienaventurados con la vida eterna.
Sería un monstruoso crimen, negar y rehusar de dar al desposeído y hambriento el alimento necesario para mantenerse vivo.
Sería espantoso rehusar la ayuda a alguien en una gran necesidad, pasar de largo y no extender la mano para salvar a un hombre que se está hundiendo.

No solamente debemos ayudar cuando es fácil y conveniente, sino que debemos hacer cualquier sacrificio para socorrer a nuestro hermano en dificultades, aunque sea con una palabra de aliento, haciéndole compañía, o rezando para que mejore su mala situación.

Ahora, qué puede estar más urgido de caridad que las almas del Purgatorio?

Qué hambre o sed o sufrimiento en esta Tierra puede compararse con sus mas terribles sufrimientos?

Ni el pobre, ni el enfermo, ni el sufriente que vemos a nuestro alrededor necesitan de tal urgente socorro, como las almas del Purgatorio.

Aún encontramos gente de buen corazón que se interesa en los sufrientes de esta vida, pero, ¡escasamente encontramos a gente que trabaja por las Almas del Purgatorio!

Y quién puede necesitarnos más?

Entre ellos, además, pueden estar nuestras madres, nuestros padres, nuestros amigos y nuestros seres queridos, gimiendo y desesperados están esperando por una plegaria nuestra.

Ya dijimos que las flores, los monumentos y los grandes discurso sobres su persona, no alivian para nada sus sufrimientos, es más, las almas del Purgatorio encuentran muchísimo dolor que ningún familiar, amigo o vecino que en la tierra eran tan amigos y compinches, se hayan olvidado de ellos y no elevan no digamos una oración, ni siquiera un buen pensamiento para aliviar el sufrimiento que padecen.

DIOS PADRE DESEA QUE LAS AYUDEMOS

Las almas son los amigos más queridos. Dios desea ayudarlos; desea mucho tenerlos cerca suyo en el Cielo. Las almas nunca más lo ofenderán y nunca más pecaran, y están destinadas a estar con Dios Padre, con Jesucristo, la Virgen María, los ángeles, los Santos por toda la Eternidad. Verdad, la Justicia de Dios demanda expiación por los pecados, pero por una asombrosa dispensación de Su Providencia Dios pone en nuestras manos la posibilidad de asistirlos, de darles consuelo. Dios nos da el poder de aliviarlas y aún más de liberarlas de su cautiverio en el Purgatorio.

Nada le place más a Dios que les ayudemos. El está tan agradecido como si le ayudáramos a El. Cuando la ayudamos con nuestros ruegos, sufrimientos, ayunos, oraciones etc..., damos gloria a Dios, y manifestamos la Misericordia de Dios, que ya Él derrama sobre las almas, su enorme poder para aliviarlas y así demostrarles que es un Padre Amoroso con todos sus hijos.

LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO NOS DEVUELVEN EL MIL POR UNO

Pero qué podremos decir de los sentimientos de las Santas Almas?

Sería prácticamente imposible de describir su ilimitada gratitud con para aquellos que las ayudan! Llenas de un inmenso deseo de pagar los favores hechos por ellas, ruegan por sus benefactores con un fervor tan grande, tan intenso, tan constante, que Dios no les puede negar nada.

Santa Catalina de Bologna dice :"He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho más grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)".

Cuando finalmente son liberadas de sus penas y disfrutan de la beatitud del Cielo, lejos de olvidar a sus amigos de la tierra, su gratitud no conoce límites. Postradas frente al Trono de Dios, no cesan de orar, día y noche por aquellos que los ayudaron.

Por nuestras oraciones las Almas protegen a quienes la ayudaron, de los peligros y los protegen de los demonios que los asechan y quieren la perdición sus almas.
No cesan de orar hasta por aquellos que les hicieron tanto bien y hasta no verlos seguros en el Cielo, rezarán y rezarán. Y serán por siempre sus más queridos, sinceros y mejores amigos.
Si los católicos solamente supieran cuan poderosos protectores se aseguran con sólo ayudar a las Almas benditas, no serían tan perezosos de orar por ellas.

LAS ANIMAS BENDITAS DEL PURGATORIO PUEDEN ACORTAR NUESTRO PROPIO PURGATORIO

Otra gran gracia que obtenemos por orar por las Almas es un corto y fácil Purgatorio para nosotros o su completa remisión!

San Juan Macías, sacerdote de la orden dominicana, nació en la Villa de Rivera del Fresno, Reino de Extremadura (España) en 1585. Juan Macías tenía una maravillosa devoción a las Almas del Purgatorio. Es modelo de Cristiano y de Religioso, cuya vida irradia y promueve entre sus admiradores el compromiso con los pobres, emigrantes y almas del purgatorio.

Los tres amores de su vida, por los cuales ha sido reconocido: Padre de los Pobres, Patrón de los Emigrantes y Ladrón del Purgatorio.

El obtuvo por sus oraciones (principalmente por la recitación del Santo Rosario diario) la liberación de ¡un millón cuatrocientas mil almas! (1,400,000 Almas).

En retribución, el obtuvo de Dios para sí mismo las más abundantes y extraordinarias gracias y esas mismas almas vinieron a consolarlo en su lecho de muerte, y a acompañarlo hasta el Cielo.
Este hecho es tan cierto que fue insertado por la Iglesia en la bula de decretaba su beatificación. Fue canonizado en 1975 por Pablo VI tras verificar sus dones milagrosos.

El Cardenal Baronio recuerda un evento similar.
Fue llamado a asistir a un moribundo. De repente, un ejército de espíritus benditos aparecieron en el lecho de muerte, consolaron al moribundo, y disiparon a los demonios que gemían y aullaban, en un desesperado intento por lograr la ruina del alma del moribundo.

Cuando el cardenal les preguntó quiénes eran, le respondieron que eran ocho mil almas (8,000 Almas) que este hombre había liberado del Purgatorio gracias a sus oraciones y buenas obras. Fueron enviadas por Dios, según explicaron, para llevarlo al Cielo sin pasar un solo momento en el Purgatorio.

Santa Gertrudis fue ferozmente tentada por el demonio cuando estaba por morir. El espíritu demoníaco, con permiso de Dios, nos reserva una peligrosa y sutil tentación para nuestros últimos minutos aquí en la tierra y que debemos vencer sí o sí, para llegar al Cielo.

Como no pudo encontrar un asalto lo suficientemente inteligente para esta Santa, el demonio pensó en molestarla en su beatífica paz sugiriéndole que iba a pasar un larguísimo tiempo en el Purgatorio con sufrimientos terribles e inimaginables, puesto que ella desperdició sus propias indulgencias y sufragios en favor de las almas del Purgatorio y otras almas para su conversión.

Pero Nuestro Señor, no contento con enviar a Sus Ángeles y las miles de Almas que ella había liberado por sus oraciones y sacrificios, fue en Persona, el mismo Dios, se presentó para alejar a Satanás y confortar a su querida Santa. Satanás huyó aullando y gimiendo desesperadamente. Dios le dijo a Santa Gertrudis que a cambio de lo que ella había hecho por las Almas benditas, le llevaría directamente al Cielo y multiplicaría cientos de veces todos sus méritos.

El Beato Enrique Suso, de la Orden Dominicana, hizo un pacto con otro hermano de la Orden por el cual, cuando el primero de ellos muriera, el sobreviviente ofrecería dos Misas cada semana por su alma, y también algunas otras oraciones.

Sucedió que su compañero murió primero, y el Beato Enrique comenzó inmediatamente a ofrecer las prometidas Misas. Continuó diciéndolas por un largo tiempo.

Al final, suficientemente seguro que su amigo muerto en santidad había alcanzado el Cielo, cesó de ofrecer las Misas. Grande fue su arrepentimiento y consternación cuando el hermano muerto apareció frente a él sufriendo intensamente y reclamándole que no había celebrado las Misas que ambos se habían prometido.

El Beato Enrique replicó con gran arrepentimiento que no continuó con las Misas, creyendo que su amigo seguramente estaría disfrutando de la Visión Beatífica de Dios pero agregó que siempre lo recordaba en sus oraciones. "Oh hermano Enrique, por favor dame las Misas, pues es la Preciosísima Sangre de Jesús lo que yo más necesito" lloraba la sufriente alma.

El Beato recomenzó a ofrecerlas, y con redoblado fervor, ofreció Misas y ruegos por su amigo hasta que recibió absoluta certeza de la liberación de su amigo del Purgatorio. Luego falleció el Beato, y fue su turno de recibir gracias y bendiciones de toda clase por parte de su querido hermano liberado, y muchas más veces que las que hubiera esperado.

¿CÓMO PODEMOS AYUDAR A LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO?

La primera medida es tener la voluntad de ayudar a las Santas Almas que sufren en el Purgatorio. Las condiciones son simples.

▬ Oír Misa (la Misa del domingo, y si se puede durante la semana) y ofrecer la confesión, la Misa y comunión por las Santas Almas del Purgatorio. Pedir especialmente por las que más sufren.

▬ Rezar cualquier oración por las Almas y promover la devoción para ayudarlas.

▬ Unirse dos o más personas y rezar el Santo Rosario en las Iglesias con las intención de aliviar a las Almas del Purgatorio.
La recitación del Santo Rosario (con sus grandes indulgencias) y hacer el Vía Crucis (el cual es ricamente dador de indulgencias), son excelentes vías de ayuda a las Álmas.
▬ Visitar el Santísimo Sacramento, esté expuesto ó no, y rezar el Santo Rosario. O cualquier otra oración.

Aquellos que desean unirse y no tienen la Asociación en sus Parroquias, pueden enviar sus nombres, direcciones y limosnas anuales a la Asociación de las Santas Almas, Hermanas Dominicas del Perpetuo Rosario, Monasterio Pío XII, Rúa do Rosario 1, 2495, Fátima, Portugal. Pidiendo Misas por sus difuntos, mencionando sus nombres. Si se desean Misas espaciales por las Álmas Benditas, es importante mencionar cuántas Misas se quieren.

Esta Asociación está aprobada por el Cardenal Arzobispo de Lisboa.

▬ Pedir Misas ofrecidas por ellas, aunque sea una vez mes, mejor si se pide todas las semanas. Esta es ciertamente la más eficaz de las medidas para liberarlas del Purgatorio.

Aquellos que no puedan ofrecer Misas, deberían asistir a cuanta Misa fuera posible, y ofrecerlas por ésa intención.

Un hombre joven que ganaba un salario muy modesto le contó lo siguiente:

"Mi esposa murió unos años antes, tengo 10 misas ofrecidas por ella. No puedo hacer más por ella, pero oí 1000 misas por su querida alma".

▬ Otra fácil y eficaz forma de ayuda es la recitación constante de oraciones breves que contengan indulgencias (aplicando dichas indulgencias en favor de las almas del Purgatorio)
Mucha gente tiene la muy buena costumbre de decir 500, ó 1000 veces cada día una pequeña jaculatoria: "Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío", ó "Jesús en Vos Confío" ó simplemente la sola palabra "Jesús". Con la recta intención de ofrecerla por las Almas del Purgatorio.

Sor María Consolata Betrone nos enseñó que repitiendo constantemente la siguiente jaculatoria muchas personas pueden evitar el Purgatorio diciendo: "Jesús, María os amo, Salvad las Almas".
Y también enseñó que si tomamos nuestro Rosario y repetimos 50 veces esta jaculatoria, ofrecida por las Almas sufrientes encontrarán gran alivio a sus penas.

Repitiendo esta jaculatoria a la mañana, mediodía, tarde y noche antes de dormir, nuestra alma reposará en paz, tendremos una buena noche y seremos vigilados por nuestros Ángeles Custodios.
Estas son las más consoladoras devociones; ellas traen océanos de gracias a quien las practican y dan inmenso alivio a las Santas Almas del Purgatorio.

Aquellos que digan estas jaculatorias 500, ó 1000 veces al día, ganan muchísimos días de indulgencias en favor de las Almas. Qué multitud de almas podemos liberar!

Cuánto no será la cantidad de almas liberadas al cabo de un mes, de un año, de cincuenta años? Y a los que no dicen las jaculatorias, y ni siquiera rezan... qué inmenso número de gracias y favores habrán perdido, y cuánto se lamentarán!

Es bastante posible-aunque no fácil- decir estas jaculatorias 1000 veces al día. Pero si no puedes decir 1000, por lo menos dilas 500, ó 200 veces diarias.

OTRA ORACIÓN PODEROSA ES:

"Padre Eterno, yo te ofrezco la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, en unión, con todas las Misas que hoy se celebran através del mundo, por las Benditas Almas del Purgatorio". (Con abundantes Indulgencias)

Nuestro Señor Jesucristo mostró a Santa Gertrudis un vasto número de almas dejando el Purgatorio (cerca de 1000 cada vez que se la recitaba esta oración!)y yendo al Cielo como resultado de razarla diariamente, la cual la Santa acostumbraba decir frecuentemente durante todo el día y a cualquier hora.

Años más tarde Jesús le enseñó que podía unir esta oración junto con otra, y pedir también por los pecadores vivos.

"Padre Eterno, yo te ofrezco la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, en unión, con todas las Misas que hoy se celebran através del mundo, por las Benditas Almas del Purgatorio, por los pecadores del mundo entero, por los pecadores de la Iglesia Universal, por los pecadores de mi país y los de dentro de mi familia, Amén".
(Con abundantes Indulgencias)

Esta oración es más perfecta, sin desmerecer la otra, ya que no sólo pide por las Álmas sufrientes, sino también por los pecadores que aún viven para que se conviertan.
Ambas tienen mucho mérito y gracias especiales para quienes la recen.

Para poder sacar 1000 Almas cada vez del Purgatorio, es necesario estar en estado de gracia, este es el requisito. Es decir hay que confesarse.
Hacer una buena confesión es prepararse bien para confesarse. Luego si uno lo desea puede oír Misa y comulgar ofreciendo por las Álmas del Purgatorio. Tratando todo lo posible de conservar la pureza del alma hasta la siguiente confesión.



ACTO HEROICO

El acto heroico consiste en ofrecer a Dios en favor de las Almas del Purgatorio todos nuestros trabajos, preocupaciones, angustias, sufrimientos, indulgencias que ganemos y que practicamos en nuestra vida en satisfacción de las Benditas Almas del Purgatorio, y todos los sufragios serán ofrecidos para nosotros después de nuestra muerte.

Si Dios premia tan abundantemente la más insignificante limosna dadas por un pobre hombre en Su nombre, que inmensa recompensa Dios no dará a aquellos que ofrecen sus trabajos de satisfacción en vida y muerte por las Almas del Purgatorio que Él ama tanto.

Este acto no evita que los sacerdotes ofrezcan Misas por las intenciones que ellos deseen, o que los laicos no recen por algunas personas u otras intenciones. Aconsejamos a todos realizar este acto.

PADRE ETERNO YO ME OFREZCO EN ESTE ACTO HEROICO,
POR MEDIO DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE TU ÚNICO HIJO JESÚS,
POR MEDIO DE SUS ABUNDANTES MÉRITOS EN LA CRUZ,
Y POR MEDIO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA:
TODOS MIS SUFRIMIENTOS, MISAS, COMUNIONES, ORACIONES, TRABAJOS DIARIOS;
EN FAVOR DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO.
ACÉPTALAS PADRE ETERNO Y DAME LA GRACIA DE PERSEVERAR EN ELLA. AMÉN.


MODO DE EVITAR EL PURGATORIO

Los que aún estamos vivos, aquí en la tierra podemos reparar el daño que hemos ocasionado con los grandes medios que nos ofrece la Santa Madre Iglesia como los sacramentos, la oración diaria a Dios, las obras de misericordia, la predicación de la Palabra de Dios, las indulgencias plenarias, la vida de caridad y de santidad.

Como se dijo los santos que han tenido una visión del Purgatorio y hubiesen preferido sufrir lo más terrible de esta vida por mil años, que estar un solo día en el Purgatorio. Allí se va para una purificación en profundidad, una limpieza que cuesta grandes pesares y malestares, pero necesaria para nuestra buena salud espiritual.

Rezar todos los días, sin cansarse, y hacer todas las obras de misericordia que podemos ya sea corporales o espirituales.
Todos pecamos porque somos débiles e inclinados hacia el mal y somos consciente de ello, y si nadie nos obligó a pecar, lo hicimos por nuestra libre disposición y voluntad.
Allí el pecado pesa más y la expiación tendrá que se más severa.
En el Purgatorio, con un fuego purificador qu nos arrancará nuestros errores de raíz y los disolverá en su fuego, con el dolor de los que se sanan de una herida.



ORACION POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

Dios misericordioso, que nos perdonas y quieres la salvación de todos los hombres, imploramos tu clemencia para que, por la intercesión de María Santísima y de todos los santos, concedas a las almas de nuestros padres, hermanos, parientes, amigos y bienhechores, que han salido de este mundo, la gracia de llegar a la reunión de la eterna felicidad.

Santísima Virgen María, Reina del Purgatorio; vengo a depositar en tu Corazón Inmaculado una oración en favor de las almas benditas que sufren en el lugar de expiación. Dígnate escucharla, clementísima Señora, si es ésta tu voluntad y la de tu misericordioso Hijo.
Amén.

María, Reina del Purgatorio, te ruego por aquellas almas por las cuales tengo o pueda tener obligación, sea de caridad o de justicia.

Dios te salve María, llena eres de gracia.....

Dales, Señor el descanso eterno. Y brillo para ellos la eterna luz. Descansen en paz. Amén.

María, Reina del Purgatorio: te ruego por las almas más abandonadas y olvidadas y a las cuales nadie ruega; tú Madre, que te acuérdate de ellas, aplícadles los méritos de la Pasión de Jesús, tus méritos y los de los santos, y alzarán así el eterno descanso.

Dios de salve María, llena eres de gracia.....


Dales, Señor, el descanso eterno. Y brillo para ellos la eterna luz. Descansen en paz. Amén.

María, Reina del Purgatorio: te ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel lugar de sufrimientos, para que cuanto antes vayan a cantar en tu compañía las eternas misericordias del Señor.

Dios te salve María, llena eres de gracia.....

Dales, Señor, el descanso eterno. Y brillo para ellos la eterna luz. Descansen en paz. Amén.

María, Reina del Purgatorio: te ruego de una manera especial por aquellas almas que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la divina Justicia. Ten compasión de ellas, ya que no pueden merecer sino sólo padecer; abreviad sus penas y derramad sobre estas almas el bálsamo de tu consuelo.

Dios te salve María, llena eres de gracia.....

Dales, Señor, el descanso eterno. Y brillo para ellos la eterna luz. Descansen en paz. Amén.

María, Reina del Purgatorio: te ruego de un modo especial por aquellas almas que más padecen. Es verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no podemos imaginarlas siquiera. Intercede Madre nuestra por ellas, y Dios escuchará tu oración.

Dios te salve María, llena eres de gracia.....

Dales, Señor, el descanso eterno. Y brillo para ellos la eterna luz. Descansen en paz. Amén.

ORACION.

Virgen Santísima, te pido que, así como me acuerdo de las benditas almas del Purgatorio, se acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados. En ti, Madre mía, pongo toda mi confianza de hijo/a, y sé que no he de quedar defraudado.
Amén.

DEVOCION DE LOS CIEN REQUIEM

Este piadoso ejercicio, en sufragio de las Almas del Purgatorio, se compone de diez Padrenuestros y de cien Requiem. (Dales Señor, el descanso eterno).
Se puede usar un Rosario y pasarlo dos veces, diciendo en cada misterio:

1. Un Padre nuestro.

2. La invocación: "Jesús mío, ten misericordia de las Almas del Purgatorio, especialmente del alma de ___________, o bien del alma más olvidada".

3.Diez veces la jaculatoria: "Dales, Señor, el eterno descanso. Y brillo para ellos la eterna luz. Descansen en paz. Amén.

Dichos y Frases


La sabiduría sirve de freno a los juventud, de consuelo a los mayores, de riqueza a los pobre, y de adorno a los ricos. (Diógenes)

Para tener éxito en la vida hay que juntar el ser, con el hacer. Pruébalo. (Ghandi)

El que acuerda par hacer mucho de una vez, nunca hará nada. (Johnson)

La ausencia permite que el corazón se vuelva más cariñoso. (T.H.Bayly)

La juventud es el tiempo de estudiar la sabiduría, así como la vejez el es tiempo de practicarla. (Rousseau)

El que se esfuerza en cumplir con su deber a conciencia, llena ya el fín para que ha vinido al mundo. (Smiles)

He cometido el peor de todos los pecados que se pueden cometer en este mundo, no he tratado de ser feliz. (Jorge L. Borges)