Misterios Luminosos.--->
MISTERIOS GLORIOSOS; los días Miércoles y Domingos.
TRIPLE SEÑAL DE LA CRUZ
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Señor, abre mis labios y mi boca proclamará tu alabanza.
Señor, ven pronto en mi auxilio, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo. Amén.
La mejor manera de prepararnos para rezar es empezar reconociendo nuestros pecados.
Por eso vamos a decir:
Acto penitencial.
Yo confieso ante Dios Padre todopoderoso,
y ante vosotros hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa , por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.
O bien rezamos el:
Pésame.
Pésame Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido.
Pésame por el infierno que merecí,
y por el cielo que perdí.
Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos.
Antes querría haber muerto que haberos ofendido,
y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.
Se acostumbra a rezar la tercera parte del Santo Rosario, es decir 5 decenas, es muy conveniente practicar la piadosa costumbre de aplicar una intención a cada decena.
Por ejemplo: por el Papa, por la paz del mundo, por las vocaciones eclesiásticas y la santificación de los sacerdotes, por las misiones, por los enfermos o por alguna necesidad en particular, por la conversión de alguna persona, por la unión de la Iglesia (Ecumenismo), para pedir trabajo, salud, bienestar.
PRIMER MISTERIO GLORIOSO;
La resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Texto Bíblico; Mt 28,1-7
Pasado el sábado, al comenzar el alba, el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro.
De pronto hubo un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo rodar la losa del sepulcro y se sentó en ella.
Su aspecto era como de un rayo, y su vestido blanco como la nieve.
Los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos.
Pero el ángel, dirigiéndose a las mujeres, les dijo: "No temáis; sé que buscáis a Jesús, el crucificado.
No está aquí. Ha resucitado, como lo había dicho.
Venid, ved el sitio donde estaba. Id en seguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y va delante de vosotros a Galilea.
Allí le veréis. Ya os lo he dicho".
Meditación del Padre Celso Mejido Diaz Misionero del Sagrado Corazón
El cuerpo muerto de Jesús fue puesto en un sepulcro nuevo, prestado por un amigo.
Su alma voló a visitar las almas de los justos, que esperaban, con su santo advenimiento, el rescate. Es cuerpo inmaculado era incorruptible. No podía permanecer enterrado.
Una transformación gloriosa se manifestó al tercer día.
Se reviste de luz y de claridad. La resurrección fue anunciada con una ruidosa sacudida de toda la tierra.
Y hubo espanto en los guardias que cuidaban la sepultura de Jesús, y al mismo tiempo hubo rugidos desesperados de las furias infernales, resurrección de muertos, visitas de Jesús con su cuerpo glorioso a amigos, y confusión y terror entre sus enemigos.
Tales fueron los hechos culminantes de aquel amanecer de la nueva Pascua.
El Corazón de su Madre quedó lleno de satisfacción y alegría.
Después de los dolores que padeció, vino la dicha.
María Magdalena con otras piadosas mujeres, llevadas por el afecto y cariño, habían corrido al sepulcro.
Encontrándolo vacío, la lápida estaba corrida y un ángel les dice que la Resurrección es un hecho.
Igual revisan el sepulcro. Al salir se encuentran con Jesús resucitado. Se arrojan a sus pies.
Así pagó el Señor a las mujeres que lo buscaban, las llenó de alegría.
El día de la Resurrección es en verdad, el "DÍA DEL SEÑOR".
Cristo resucitó por su propia virtud. Este hecho alumbra todos los misterios de nuestra religión y la hace divina.
No seamos tibios e incrédulos. Recordemos la palabras de Jesús al apóstol Tomás:
"Porque me has visto, has creído, bienaventurados los que crean sin haberme visto".
El que es fiel a la fe cristiana contemplará las grandezas prometidas por Jesús a sus seguidores y descubrirá los secretos inefables, que ignoran los sabios según el mundo.
Al meditar la gloriosa resurrección de Jesús, recordemos que en el Santo Bautismo, el Señor ha infundido en nuestra alma una nueva vida.
Si por culpa de haber pecado, hemos perdido es estado de gracia, es Jesús quien nos hará renacer a la vida, mediante el sacramento de la Penitencia.
Pidamos al Corazón de María salir del pecado para buscar los bienes perdurables.
Pidamos como fruto del rosario: Recibir con mayor frecuencia los Santos Sacramentos.
Recemos: Un Padrenuestro, diez Avemaría y un Gloria;
y la siguiente oración:
"Oh Jesús mío, perdona nuestras pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia".
SEGUNDO MISTERIO GLORIOSO:
La ascención de nuestro Señor Jesucristo a los Cielos.
Texto Bíblico; He 1,9-11)
Dicho esto, lo vieron subir, hasta que una nube lo ocultó a su vista.
Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se iba, cuando se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
"Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este Jesús que acaba de subir al cielo volverá tal como lo habéis visto irse al cielo".
Meditación del Padre Celso Mejido Diaz Misionero del Sagrado Corazón
Jesús resucitado continuo cuarenta días en íntima familiaridad con su Madre Santa, y con su apóstoles, discípulos y simpatizantes.
Permaneció en esta tierra con su cuerpo glorioso durante ése tiempo.
Les instruye sobre la organización de la Iglesia.
Jesús le dice; que tendrán la misma potestad que el Padre Eterno le concede a El; administrar la gracia divina.
Cuarenta días después de la Pascua de resurrección, estando los apóstoles con Jesús en el monte de los Olivos lo vieron elevarse y perderse tras una nube que lo ocultó a sus miradas.
Pero aun después que el Señor había desaparecido, los apóstoles permanecieron largo rato con los ojos fijos en el cielo.
Nosotros también debemos fijar nuestro corazón en las alturas y pensando en el premio que nos espera, hacer con alegría los sacrificios que Jesús nos pide.
El mismo lugar de la agonía y del sudor de sangre será escenario de su exaltación.
Con ternura se despide de su Madre, de sus discípulos y de los que creen en El impartiéndole la bendición.
Y entra triunfante en la ciudad eterna de los cielos después de haber vencido a la muerte, salvado a los hombres y reparado las ofensas hechas a la Trinidad Santísima.
Adoremos, postrados, este misterio de la glorificación de Dios, en silencio pensemos en la Divinidad que ahora tiene Jesús en el Cielo.
La gracia divina, que santifica a las persona, nos endereza de las torcidas inclinaciones contraídas con el pecado de Adán.
El mundo ejerce fuertes atractivos, el demonio ataca con frecuencia al cristiano que quiere estar en gracia de Dios, y la carne llama con más frecuencia.
Para resistir y vencer disponemos de la gracia de Dios.
Hay que prestarle atención. La virtud es también producto de nuestro esfuerzo.
Consiste en la repetición de actos buenos, el rezo del rosario diario, y por sobretodo el amor a Dios y al prójimo en los hermanos más necesitados.
Pero como la naturaleza humana triunfó en la Persona de Cristo, alcanzaremos la victoria completa, ya que jamás nos faltará la gracia necesaria.
"Todo lo podemos en Aquél que nos reconforta". Lo aseguró San Pablo. La virgen María permaneció en la tierra, alentando los primeros pasos de la Iglesia Cristiana. La Iglesia pasos sus primeros pasos bajo la mirada Maternal de María.
María es nuestra Madre Espiritual.
San Dionisio Aeropagita dijo de María; "Diría que es la misma Divinidad, ya que es cierto que la Divinidad es una".
María continúa con su presencia hasta el presente, lo confirman el Mesaje de Fátima, Lourdes, y las lágrimas de Siracusa. Y perpetuará hasta el fin del mundo.
Pidamos como fruto del rosario: La virtud de la esperanza de ir al Cielo.
Recemos: Un Padrenuestro, diez Avemaría y un Gloria,
y la siguiente oración:
"Oh Jesús mío, perdona nuestras pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia".
TERCER MISTERIO GLORIOSO;
La venida del Espíritu Santo sobre María Santísima y los apóstoles.
Texto Bíblico; He 2,1-4
Al llegar el día de pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.
De repente un ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la casa donde estaban.
Se les aparecieron como lenguas de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les permitía expresarse.
Meditación del Padre Celso Mejido Diaz Misionero del Sagrado Corazón
Consagración de la religión cristiana fue la venida del Espíritu Santo.
Precedida por la Santísima Virgen, estaban los apóstoles y demás seguidores de Cristo, retirados en un cenáculo de Jerusalén orando, meditando, y haciendo penitencia, cuando bajó sobre ellos el suave rocío de la gracia del Espíritu Santo.
Unción y consagración de la naciente Iglesia que se santificó con éste hecho extraordinario.
Puesto que el primer pecado había desterrado de la creación al Espíritu de Dios,
toda criatura había tenido su inicial unción.
El pecado había traído el desorden, el trastorno, la enemistad.
La venida de Jesús al mundo tuvo por objeto introducir en él el mismo Espíritu de Dios, que le había abandonado al volverse la humanidad perdida por el pecado.
El espíritu busca el espíritu, y no reposa en carne corrompida y pecadora.
De una manera solemne debía expresarse el retorno del Espíritu de Dios.
La iglesia naciente reunida en el cenáculo y precedida por la Virgen María, aspiraba con vehementes deseos, con fuertes anhelos e intensas oraciones.
Este esfuerzo personal, esta colaboración a la gracia, precipitó la venida del Espíritu Santo.
No olvidemos que la oración de los discípulos de Jesús, unida a la de María Santísima atrajo y aceleró la venida del Espíritu Santo.
Si desapareciera del mundo el espíritu de oración, también huiría de la tierra el Espíritu de Dios.
Antes de recibir el Espíritu Santo, los apóstoles estaban llenos de temor y no osaban hablar de Jesús, después de recibirle se lanzaron a la conquista de la almas y difundieron el evangelio por todo el mundo.
Si nosotros también queremos atraer almas a Jesús, invoquemos a menudo el auxilio de la Tercera Persona de Santisíma Trinidad.
Pidamos como fruto del rosario: La devoción al Espíritu Santo.
Recemos: Un Padrenuestro, diez Avemaría y un Gloria.
y la siguiente oración:
"Oh Jesús mío, perdona nuestras pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia".
CUARTO MISTERIO GLORIOSO;
La asunción de María Santísima en Cuerpo y Alma a los Cielos.
Textos Bíblicos.
"Toda espléndida, la hija del rey"
(Sal 45, 14)
"Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza.
(Ap 11, 19-12,1).
"Más impresionante que un ejército ordenado para la batalla".
(Apocalipsis, 12)
Desde ahora me llamarán Bienaventurada todas las generaciones, porque el Todopoderoso ha hecho conmigo cosas grandes.(Lc 1,48-49)
Meditación del Padre Celso Mejido Diaz Misionero del Sagrado Corazón
El fin de maría fue glorioso. Así correspondía a su vida santísima.
Siempre, pero sobe todo después de la Ascensión de su Hijo, mantenía Ella fervorosa conversación con el cielo.
Su alma era como un fuego, encendido por el amor de Dios.
Experimentaba el alejamiento de la patria celestial, pero Dios le prolongó el destierro para que fuera consuelo, guía y maestra de los primeros padres de nuestra santa fe.
María es modelo de madre como esposa laboriosa y amiga de su casa, en los últimos años de su vida se convirtió en fortaleza y auxilio de las viudas.
Al llegar la hora de la feliz dormición de la muerte, se juntaron los apóstoles y los discípulos, venidos de todos los rincones del mundo, la rodean emocionados, oyen conmovidos su palabras, reciben su bendición y llenos de dulces afectos y lamentos, la despiden.
No quiso el Señor que el cuerpo purísimo de su Madre conociera la corrupción,
ya que este hecho corresponde al pecado original, y María fue concebida sin pecado original.
Fue llevada en cuerpo y alma a los cielos por virtud todopoderosa.
Angeles y santos formaron su cortejo, música y conciertos sobrenaturales la acompañaron a las eternas moradas.
la fiesta de la Asunción fue llamada Pascua Mariana.
Es la más solenme, es el gran apogeo de su gloria. Todos los demás pasos se encaminan a este triunfo.
Contemplemos su Corazón radiente de gloria.
Admirémosla, felicitémosla, y amémosla con toda la corte celestial.
Pensemos en nuestra muerte, ayudados por la Virgen María llegaremos al Cielo.
Vivamos como Ella, imitando sus virtudes, entre ellas la pureza.
La muerte de los santos es preciosa. Hagámosnos santos.
El Rosario nos hace rogar a la que es abogada de las causa difíciles y desesperadas para que nos asista ahora y en la hora de nuestra muerte.
Su Inmculado Corazón se deja ablandar con nuestras plegarias.
¡Es toda Misericordia!
Pidámosle a la Santísima Virgen que nos ayude a conservar nuestra alma en la mayor pureza posible, a fin de merecer un día la gracia de ir al con Ella al Paraíso.
Pidamos como fruto del rosario: La virtud de la pureza.
Recemos: Un Padrenuestro, diez Avemaría y un Gloria,
y la siguiente oración:
"Oh Jesús mío, perdona nuestras pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia".
QUINTO MISTERIO GLORIOSO;
La coronación de María Santísima como Reina y Señora de todo lo creado.
Texto Bíblico. Judith 15, 9-10
¡Tú eres el orgullo de Jerusalén, la mayor gloria de Israel, el más grande honor de nuestra nación!... el Señor te ha mostrado su favor. ¡Que el Señor todopoderoso te bendiga eternamente!
Meditación del Padre Celso Mejido Diaz Misionero del Sagrado Corazón
La Iglesia nos pinta la gloria de la Virgen María como la de una Señora y Reina, vestida de sol, coronada de estrella, y que tiene la luna en sus pies.
Quiere decir que se halla revestida de virtud y excelencia de la gracia divina, de los resplandores de su gloria, de la magnificencia de su virtud y de la fuerza de su poder.
Dios que la asoció a todas las grandes y dolorosas acontecimientos de la Encarnación, Vida, Pasión y Muerte de su Hijo, quiso hacerla partícipe de su gloria y del soberano dominio de toda lo creado.
Es Reina de todo lo creado, no por derecho propio, sino por su enlace misterioso, profundo, íntimo y eterno con el Rey de reyes y Señor de los que dominan.
Todas las criaturas del cielo y de la tierra deben reconocer esa soberanía.
Resistirse sería condenarse.
Significaría ir en contra de la voluntad de Dios.
Nuestra Madre ha sido exaltada a Reina, porque se ha sumido en una humildad y una entrega total a Dios.
Se proclamó la esclava del Señor, ésta "humildad" es la principal virtud de la gloria cristiana.
La Santísima Virgen es Reina de todo lo creado y ante Ella se inclinan cielos y tierra.
Confiemos en su poder y llegaremos a vencer las tentaciones.
Y a alcanzar el premio eterno.
Formemos el propósito de realizar una tierna y filial devoción a María Santísima, procurando imitarla en su pureza, humildad y caridad.
No olvidemos que si María es Reina, nosotros somos sus súbditos.
El corazón impuro es incapaz de sentir el virginal amor de María, de la misma forma el sol no se refleja en un espejo empañado.
El amor espiritual y celestial no se reflejan en los corazones que viven en la sensualidad y las vanidades.
Demósle a Nuestra Reina y Señora nuestros piadosos afectos, nuestros sentimientos respetuosos y nuestro cariño de verdaderos hijos.
El mejor tributo que podemos darle es el arrepentimiento sincero de nuestros pecados e imperfecciones.
Nuestra Madre y Reina gusta de tres virtudes tan querido por Dios Nuestro Señor:
La pureza, la humildad y la castidad.
Pero las más apreciada de todas es la ¡HUMILDAD!
Según Ella mismo lo dijo a Sor Faustina Kowalska apóstol de la Divina Misericordia;
Deseo que te ejercites en las tres virtudes que me son más gratas que todas las otras, y son predilectas de Dios.
La primera de estas virtudes es la Humildad, la Humildad, y lo vuelvo aún a repetir la ¡HUMILDAD!.
La segunda es la pureza, y
la tercera el amor a Dios".
Nuestra Reina nos pide éstas tres virtudes, con ellas debemos vestirnos en vida y permanecer revestidos con ellas hasta la hora de nuestra muerte!.
Pidamos como fruto del rosario: La verdadera y filial devoción a María y la gracia de imitar fielmente sus virtudes.
Recemos: Un Padrenuestro, diez Avemaría y un Gloria,
y la siguiente oración:
"Oh Jesús mío, perdona nuestras pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia".
RECEMOS TODOS LOS DÍAS EL SANTO ROSARIO:
MISTERIOS GLORIOSOS.
Frases y Dichos
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.(Gracián)
Lo peor que hacen los malos es hacernos dudar de los buenos.(Benavente)
El éxito es una escalera por la que no se puede subir con las manos en los bolsillos.(Estadounidense)
Me horroriza, no tanto la maldad de los malos, sino la indiferencia de la gente buena.(Luther King)
Quien discute puede ganar un pensamiento, pero quien calla oportunamente gana una eternidad.(Latino)
Si no puedes hacerlo todo, haz lo que puedas, pero se compasivo con los demás. Da el ejemplo.(Madre Teresa)
No permitas que tus pies vayan por delante de tus zapatos.(Escocés)
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